Viaje a LA COSTA BRAVA
Siempre hemos pensado que visitar la Costa Brava es lo más parecido posible a pasar unos días por las Islas Baleares, pero sin salir de la península.
Su extenso litoral reúne una serie de factores que convierten a estos dos destinos en lugares realmente parejos paisajísticamente hablando: sus calas rodeadas por grandes rocas calizas, por frondosos bosques de pinos y ambas bañadas por el mar mediterráneo, la transparencia de sus aguas turquesas, los pintorescos pueblos de pescadores que alternan el blanco encalado de sus fachadas con los colores llamativos de sus ventanas y puertas de madera, los pueblos de interior de piedra en el que destacan por el contraste sus cuidadas macetas con flores de llamativos colores y las enredaderas trepando por los muros de gran parte de los edificios, el aroma a pescado asado y los letreros en mallorquín o catalán que nos recuerdan la entidad y las raíces de la zona que estamos visitando.
Viaje a LA COSTA BRAVA
Siempre hemos pensado que visitar la Costa Brava es lo más parecido posible a pasar unos días por las Islas Baleares, pero sin salir de la península.
Su extenso litoral reúne una serie de factores que convierten a estos dos destinos en lugares realmente parejos paisajísticamente hablando: sus calas rodeadas por grandes rocas calizas, por frondosos bosques de pinos y ambas bañadas por el mar mediterráneo, la transparencia de sus aguas turquesas, los pintorescos pueblos de pescadores que alternan el blanco encalado de sus fachadas con los colores llamativos de sus ventanas y puertas de madera, los pueblos de interior de piedra en el que destacan por el contraste sus cuidadas macetas con flores de llamativos colores y las enredaderas trepando por los muros de gran parte de los edificios, el aroma a pescado asado y los letreros en mallorquín o catalán que nos recuerdan la entidad y las raíces de la zona que estamos visitando.